Elminster Aumar: El Sabio del Valle de las Sombras
Elminster Aumar es uno de los personajes más emblemáticos del universo de Dungeons & Dragons. Conocido como El Sabio del Valle de las Sombras, este poderoso archimago ha dejado una huella imborrable en los Reinos Olvidados, no solo por su increíble dominio de la magia, sino también por su compleja historia personal, su influencia política y su profundo compromiso con el equilibrio del mundo.
Elminster Aumar, conocido como El Sabio del Valle de las Sombras, es un archimago legendario del mundo de Reinos Olvidados (el escenario de campaña de Dungeons & Dragons creado por Ed Greenwood). A lo largo de más de un milenio de vida, este hechicero ha participado en innumerables aventuras y eventos cruciales, llegando a ser considerado el mago más poderoso de su tiempoes. También llamado el Eterno Caminante y el Primero de los Elegidos de Mystra, Elminster es famoso por su sabiduría, astucia y poder arcano sin igual.
Desde sus orígenes humildes como hijo de campesinos hasta convertirse en consejero de reyes y amigo de dioses, la vida de Elminster es una historia épica de transformación y perseverancia. A continuación, exploraremos su biografía de forma narrativa, conociendo sus primeros pasos, su camino hacia la magia, su personalidad y las habilidades que lo distinguen.
Orígenes humildes y tragedia en Athalantar
La historia de Elminster comienza alrededor del año 212 CV (Cómputo de los Valles). Nació en un pequeño pueblo llamado Heldon, en el reino de Athalantar, como hijo de Elthryn (el último rey de Athalantar) y la reina Amry. Durante su niñez, el joven Elminster se dedicaba a cuidar ovejas y soñaba con vivir grandes aventuras, sin imaginar el destino trágico que pronto lo golpearía.
Cuando Elminster tenía apenas doce años, Athalantar fue sacudido por la violencia. Un poderoso hechicero oscuro, montado sobre un dragón, atacó Heldon y arrasó la aldea sin piedades. En el asalto, los padres de Elminster fueron asesinados ante sus ojos: su padre Elthryn cayó enfrentando valientemente al dragón, y su madre también perdió la vida en el ataque. Elminster, herido y dado por muerto entre los escombros, sobrevivió milagrosamente a la masacre y escapó del pueblo en ruinas.
Ese día, el niño pastor se convirtió en un huérfano con sed de justicia. La destrucción de Heldon y la muerte de sus padres marcaron profundamente a Elminster, inculcándole un odio ferviente hacia la magia y los hechiceros malvados. Juró vengarse de aquel mago asesino y de todos los tiranos arcanos responsables del sufrimiento de su tierra. Con el corazón endurecido por la tragedia, recogiendo como recuerdo la espada rota de su padre caído (la Espada del León), el joven príncipe exiliado emprendió el camino como un vagabundo decidido a sobrevivir.

Vida de forajido y aprendizaje marcial
Tras huir de los escombros de su hogar, Elminster se encontró con un grupo de hombres a primera vista bandidos, pero que en realidad eran caballeros leales al antiguo reino de Athalantares. Entre ellos estaba Helm Piedramartillo (Helm Stoneblade), un antiguo caballero de confianza de su padre. Helm reconoció la nobleza en el muchacho y le reveló su linaje: Elminster era el único heredero vivo del Trono del Ciervo (el trono real de Athalantar). Su tío, un usurpador depravado, había tomado el poder apoyado por una camarilla de magos tiranos conocidos como los Señores de la Magia, que gobernaban Athalantar con puño de hierro y hechicería oscura.
Con esa revelación, la determinación de Elminster se fortaleció: quería derrocar a los Señores de la Magia, vengar a su familia y liberar a su reino de la tiranía. Siguiendo el consejo de Helm, el jóven príncipe adoptó una vida nómada para conocer el mundo y aprender a defenderse antes de enfrentar a tan poderosos enemigos. Así, Elminster se unió a un grupo de proscritos rebeldes que luchaban contra el rey usurpador y sus magos. Vivía como un forajido en los bosques, emboscando a las fuerzas del tirano cuando era posible, y aprendiendo el arte de la guerra con espada y arco. Con ellos experimentó por primera vez la camaradería de un campamento rebelde y las duras lecciones de la vida al margen de la ley.
Durante este período como guerrero errante, Elminster desarrolló habilidades marciales básicas: supo blandir una espada, disparar una flecha y moverse sigilosamente por el terreno para sobrevivir. Sin embargo, con el tiempo descubrió que su corazón noble tenía límites para la violencia gratuita. A diferencia de algunos de sus compañeros, no disfrutaba de robar o matar por venganza; sólo deseaba justicia para su pueblo. Además, comprendió que para cumplir su juramento no bastaría con la fuerza bruta. Así pues, tras un tiempo viviendo entre los forajidos, decidió dar el siguiente paso en su viaje de aprendizaje: dirigirse a la ciudad para ampliar sus conocimientos y recursos.
El ladrón de Hastarl y la senda de la astucia
Elminster llegó a Hastarl, la caótica capital de Athalantar, disfrazado bajo el seudónimo de Eladar el Oscuro. Allí se ganó la vida como ladrón callejero, sobreviviendo en los bajos fondos donde la astucia vale más que la fuerza. En las calles de Hastarl conoció a un joven rufián llamado Farl, quien se convirtió en su amigo y mentor en las artes del sigilo. Juntos formaron una pequeña banda de ladrones conocida como «Las Manos de Terciopelo», dedicada a robar a los ricos corruptos y causar problemas a los compinches de los magos tiranos que gobernaban la ciudad. Esta banda rivalizaba con otra llamada «Garras Lunares», servidora de los mágicos usurpadores, lo que ponía a Elminster en conflicto directo con agentes de sus enemigos.
Durante su etapa como pícaro, Elminster perfeccionó destrezas muy distintas a las marciales: aprendió a moverse silenciosamente entre las sombras, a abrir cerraduras, a engañar con palabras afiladas y a escapar de situaciones desesperadas con ingenio. Además, descubrió los placeres y peligros de la vida urbana: las tabernas llenas de intrigas, los primeros romances problemáticos y la delgada línea entre la supervivencia y la perdición en una ciudad sin ley. Estas experiencias templaron aún más su carácter: si bien seguía odiando la magia, empezó a comprender el poder de la información, la paciencia y la astucia para derrocar a un enemigo formidable.
Sin embargo, el destino de Elminster iba a tomar un giro inesperado. Un día, en medio del bullicio de Hastarl, el joven ladrón se topó con un misterioso mago conocido como el Magíster (el mago más poderoso de la época, portador del manto del dios Azuth). Aquel archimago había notado algo especial en el muchacho y le ofreció enseñarle hechicería. Fiel a su odio, Elminster rechazó la oferta de plano, negándose a aprender las artes arcanas que tanto detestaba. Pero ese encuentro sembró una semilla de curiosidad y duda en él. ¿Podría la magia ser algo más que la maldad que él había conocido? La respuesta llegaría pronto de la mano de la propia diosa de la magia.

El llamado de Mystra: de guerrero a archimago
Tras varias aventuras y pérdidas que pusieron a prueba su temple, Elminster tuvo un encuentro que cambió su destino para siempre. La deidad Mystra, diosa de la magia en Faerún, se presentó ante él para reclutarlo. Mystra vio el potencial y la nobleza en aquel joven marcado por la tragedia y le reveló que tenía un papel importante que jugar en el equilibro de la magia. Le entregó un mensaje claro: debía aprender magia y trabajar para ella, en lugar de dejarse consumir por el odio.
No obstante, sabiendo del rencor de Elminster hacia los hechiceros, Mystra optó por un método poco convencional para guiarlo. Utilizando su poder divino, transformó al joven en mujer por un tiempo, dando origen a Elmara, la nueva identidad de Elminster. Como Elmara, Elminster vivió en un cuerpo femenino y profundizó su conexión con la magia, experimentando también la vida desde otra perspectiva. Durante este período singular, Elmara se ocultó entre los enemigos de Athalantar sin ser reconocida y llegó incluso a servir durante unos años como sacerdotisa de Mystra. Esta etapa como clériga permitió que Elminster, bajo su alias femenino, conociera los misterios de la deidad de la magia desde la fe y desarrollara un profundo vínculo con ella.
Habiendo probado la senda divina, Mystra consideró que era momento de instruir a su pupilo en el arte arcano. La diosa, a través de un avatar conocido como Myrjala «Ojos Oscuros», entrenó a Elmara en los caminos de la hechicería. Además, convocó a un antiguo arcanista de la desaparecida civilización de Netheril para enseñarle conjuros avanzados. Gracias a este riguroso aprendizaje mágico, Elminster (aún en forma de Elmara) alcanzó un poder arcano formidable. Finalmente, dominó un hechizo que le permitió revertir el encantamiento de Mystra y recuperar su forma masculina.
Transformado nuevamente en hombre y ahora como un hechicero consumado, Elminster estaba listo para cumplir su juramento de vengar Athalantar. Con la guía y bendición de Mystra, reunió sus fuerzas y volvió a alzar la espada de su padre junto con el poder de la magia que antes repudiaba. En una batalla final y terrible contra los Señores de la Magia que usurparon su reino, Elminster desató todo lo aprendido. Los magos tiranos fueron derrotados tras feroces duelos de hechizos y acero, y Athalantar fue liberado de su oscura opresión.
Tras la victoria, los rebeldes proclamaron a Elminster como el nuevo rey legítimo de Athalantar. Sin embargo, él rehusó ceñirse la corona. Había luchado por justicia y venganza, no por ambición de poder. En un acto de humildad, cedió el trono a su aliado Helm Piedramartillo, creyendo que sería un gobernante justo para el pueblo. Fue en ese momento cuando Mystra se reveló plenamente ante él: la avatar Myrjala con quien había compartido aventuras resultó ser la propia diosa disfrazada, probando su valía. Impresionada, Mystra ofreció a Elminster convertirse en uno de sus Elegidos, un honor otorgado solo a aquellos mortales dignos de canalizar directamente parte del poder de la diosa. Agradecido y honrado, Elminster aceptó sin vacilar, uniendo su destino para siempre al servicio de la diosa de la Magia.
El Sabio del Valle de las Sombras
Libre ya del peso de la venganza personal, Elminster comenzó una nueva etapa de su vida dedicada a velar por el equilibrio en los Reinos Olvidados. Por orden de Mystra, dejó Athalantar atrás y se trasladó a otras tierras donde su presencia era necesaria. Finalmente se estableció en el apacible Valle de las Sombras (Shadowdale), en la región de los Valles de Faerún. Allí, bajo la fachada de un excéntrico anciano ermitaño, Elminster se ganó el sobrenombre de El Sabio del Valle de las Sombras. Desde su modesta cabaña, fumando en pipa y ataviado con su característica capa y sombrero puntiagudo, el archimago velaba por el bienestar de las gentes sencillas del valle, convirtiéndose en un protector silencioso de la región.
En Shadowdale, Elminster prosperó como consejero y tutor de nuevas generaciones de héroes. Fiel a su estilo, rara vez intervenía directamente contra las fuerzas del mal; en lugar de ello, prefería guiar discretamente a aventureros más jóvenes para que ellos lucharan por la justicia. Así, a lo largo de los años formó y entrenó a numerosos aprendices en las artes arcanas, transmitiendo sus conocimientos y valores. Varios de esos pupilos llegarían a ser poderosos magos y héroes por derecho propio, influencia directa del tutelaje de Elminster.
Mientras tanto, en las sombras, el archimago inmortal frustraba incontables complots que amenazaban la paz. Con ingenio y paciencia, saboteó los planes de malvados de todo tipo: desde sociedades secretas de magos renegados hasta gremios de asesinos. Se dice que Elminster fue pieza clave en la fundación de Los Arpistas (The Harpers), una organización dedicada a combatir la tiranía y preservar el saber en Faerún. También se relacionó con las legendarias Siete Hermanas (siete poderosas hechiceras, hijas de Mystra), a varias de las cuales guió y enseñó en sus primeros pasos en la magia. Sus aliados eran muchos y variopintos: desde reyes justos hasta rangers errantes, todos reconocían en el anciano de barba blanca a un amigo sabio y fiable.
No obstante, también atrajo la atención de enemigos formidables. A medida que su fama creció, grupos oscuros como los Zhentarim (una organización de malvados magos y mercenarios) y los Magos Rojos de Thay veían en él un obstáculo para sus planes. Durante años, estas facciones intentaron acabar con Elminster o frustrar sus designios, pero él siempre logró mantenerse un paso adelante, desconcertándolos con su astucia. Su longevidad y experiencia hicieron de Elminster un rival al que subestimar significaba derrota segura.
Pruebas a través de los siglos
Elminster ha vivido más aventuras y pruebas de las que podrían contarse en un solo volumen. Participó en la creación de grandes hechizos y artefactos, exploró ruinas de imperios antiguos y cruzó aceros con dragones y demonios por igual. Un acontecimiento especialmente crítico en su existencia fue la llamada Era de los Trastornos (también conocida como los Tiempos del Pesar o Time of Troubles). Durante este período caótico, los dioses fueron forzados a caminar la tierra como mortales y la magia se volvió inestable.
En medio de aquel cataclismo, la diosa Mystra fue asesinada, lo cual amenazaba con desatar un desastre sin precedentes: sin la diosa de la magia, todo el entramado mágico de Toril (el mundo de los Reinos Olvidados) corría peligro. Previendo esa posibilidad, Mystra depositó anticipadamente parte de su poder en Elminster y otros Elegidos para salvaguardar la continuidad de la magia. Así, cuando Mystra cayó, Elminster sufrió una pérdida temporal de sus habilidades arcanas (pues su magia provenía en gran medida de la diosa). Vulnerable por primera vez en siglos, tuvo que recurrir a su ingenio, carisma y experiencia mundana para sobrevivir.
Durante ese tiempo, con la ayuda de aliados como la exploradora Sharantyr, Elminster afrontó amenazas sin poder lanzar un solo conjuro. Tuvo que ingeniárselas para frustrar invasiones malignas (incluso la de un avatar de la tiranía) usando solo su astucia y sacrificio personal. Por un momento, muchos lo creyeron muerto en esos conflictos, pero en realidad había sido arrastrado temporalmente a otro plano. Con el restablecimiento del orden divino y el ascenso de una nueva Mystra, Elminster recobró sus poderes y regresó al Valle de las Sombras, más sabio tras aquella dura prueba.
Años después, Elminster incluso debió adentrarse en los Nueve Infiernos. Cuando un conjuro provocado por siniestras sombras (los Shades de Netheril) abrió una brecha hacia ese plano, el sabio archimago se internó en el Infierno para sellarla desde dentro. Si bien logró cerrar el portal, fue capturado por un archidiablo llamado Nergal, quien lo torturó intentando robarle los secretos de Mystra. Ni siquiera las torturas infernales doblegaron a Elminster: resistió gracias al Fuego Plateado hasta que su aliada, la Simbul, descendió a rescatarlo. Esta odisea demostró que ni el infierno podía apagar la llama del Primer Elegido de Mystra.
Hoy día, tras tantas eras y conflictos superados, Elminster sigue siendo una presencia misteriosa y activa en los Reinos Olvidados. Ha adoptado a varias hijas y discípulas (como la joven Narnra Shalace, descubierta en La hija de Elminster) y ha forjado alianzas con héroes y reinos en cada rincón de Faerún. Incluso entre otros poderosos, como Khelben Arunsun (el Báculo Negro de Aguas Profundas), Elminster es considerado un igual –y a veces un rival amistoso– con quien intercambia conocimiento y alguna que otra broma pesada. Su longevidad está asegurada por la gracia de Mystra, de modo que mientras la magia perdure, Elminster permanecerá para guiar a los héroes en tiempos oscuros.

Personalidad de Elminster
A pesar de su inmenso poder y sabiduría, Elminster es en esencia un individuo humilde y jovial. Se presenta a menudo como un anciano bonachón, un poco cascarrabias, con un peculiar sentido del humor. Disfruta tomando diferentes roles según la ocasión, llegando a ser un actor consumado: a veces finge ser un simple cuentacuentos vagabundo, otras un severo mentor, e incluso un loco inofensivo, todo para observar y guiar sin revelar de inmediato su verdadera identidad. Este comportamiento juguetón y enigmático le permite evaluar el corazón de las personas y decidir cómo ayudarles mejor.
Elminster tiene un gran corazón y un marcado sentido de la justicia poética. Es famoso por ayudar a los necesitados, en especial a los jóvenes héroes, y por orquestar lecciones a aquellos que abusan de su poder. De hecho, siente una satisfacción especial al humillar a los tiranos arrogantes y crueles, devolviéndoles el mal que han causado de formas ingeniosas. Aunque puede mostrarse gruñón o impaciente (incluso llegando a decir frases como «No me provoques» con aire de advertencia), sus amigos saben que en el fondo es bondadoso y altruista. Tras haber conocido el amor de una diosa (Mystra), pocas cosas pueden asustar verdaderamente a Elminster; ha visto demasiado como para que lo amedrenten amenazas mundanas.
Además, comparte compañía con sus aprendices y aliados más cercanos contándoles historias de tiempos pasados alrededor del fuego, demostrando su naturaleza de cuentacuentos nato. Sin embargo, a veces la edad y los recuerdos le pesan: en ocasiones se queda absorto en antiguos pensamientos, reviviendo en su mente a amigos y lugares que hace mucho desaparecieron, lo que refleja la carga de siglos que lleva en los hombros.
Poderes y habilidades de Elminster
Como archimago sumo y Primer Elegido de Mystra, Elminster posee capacidades mágicas que desafían la imaginación. Se le considera uno de los lanzadores de conjuros más poderosos de Faerún, capaz de realizar casi cualquier efecto mágico dado el tiempo suficiente. Entre sus habilidades destacadas se cuentan:
- Dominio de la magia: Elminster puede conjurar hechizos de todas las escuelas conocidas. Desde invocar bolas de fuego hasta complejos conjuros de teletransportación o metamorfosis, no hay esfera de la magia arcana que le sea ajena. Su conexión con Mystra le permite además invocar el Fuego Plateado, una energía sagrada de la diosa que puede desintegrar criaturas malévolas o proteger al mago de daño.
- Inmortalidad y regeneración: Al ser un Elegido de Mystra, Elminster no envejece como un humano común y es virtualmente inmortal mientras la diosa de la magia le siga otorgando su favor. Además, puede recuperarse de heridas mortales con el tiempo e incluso volver de la muerte si las circunstancias lo permiten, gracias a los dones especiales de Mystra.
- Conocimiento y sabiduría ancestral: Habiendo vivido más de mil años, Elminster acumula un vasto conocimiento de historia, geografía, artefactos mágicos y lenguas antiguas. Esta sabiduría le permite encontrar soluciones creativas a problemas complejos y anticipar los movimientos de aliados y enemigos por igual.
- Maestro en diversas disciplinas: Antes de ser mago, Elminster fue guerrero, ladrón y clérigo. Por ello, maneja la espada con destreza, entiende de estratagemas furtivas y conoce rituales divinos. Esta versatilidad lo hace impredecible; si la magia falla, él puede recurrir a la espada o al ingenio como cualquier aventurero experto.
- Artefactos y objetos mágicos: A lo largo de sus aventuras, Elminster ha reunido artefactos únicos. Suele vestir su túnica y sombrero puntiagudo encantados, lleva consigo una pipa mágica tallada en espuma de mar y a veces porta un bastón rúnico de gran poder. Se rumorea que su mismo hogar en el Valle de las Sombras está protegido por encantamientos antiguos que lo alertan de cualquier peligro.
Por supuesto, Elminster no es omnipotente. Sus poderes, por enormes que sean, requieren preparación y energía. Los hechizos más poderosos pueden debilitarlo si se lanzan con demasiada frecuencia. Asimismo, aunque inmortal, es susceptible a la manipulación de fuerzas superiores (como se vio cuando perdió su magia durante la Era de los Trastornos). No obstante, su mayor fortaleza radica en su astucia y experiencia: siempre tiene un plan de contingencia bajo la manga y conoce el valor de la cooperación. Prefiere aliarse con héroes más jóvenes, proporcionándoles apoyo y guía, antes que acaparar el protagonismo. Esta modestia estratégica le ha permitido derrotar enemigos teóricamente más poderosos usando el ingenio y la unidad.
Legado e influencia
Con el paso de los siglos, Elminster se ha convertido en un auténtico símbolo de los Reinos Olvidados. En este universo de fantasía, su nombre brilla junto a otros personajes legendarios como Drizzt Do’Urden o Jarlaxle, aunque su rol y poder son únicos. Al igual que figuras célebres como Merlín o Gandalf, personifica al mago arquetípico: anciano, sabio y poderoso. Sus acciones trascienden las crónicas: ha presenciado la caída y ascenso de imperios, guiado a héroes y salvado al mundo en más de una ocasión desde las sombras.
Su nombre es venerado por aventureros y bardos por igual. En el Valle de las Sombras, muchos buscan al archimago en pos de consejo, y él los recibe con humildad (y a menudo con alguna traviesa adivinanza). Las baladas cuentan cómo, pipa en mano, trama la perdición de los villanos con ingenio. Con mil años a sus espaldas, Elminster continúa velando por Faerún, demostrando que la verdadera grandeza reside en la sabiduría, la compasión y la perseverancia. Mientras este Sabio del Valle de las Sombras siga presente, la luz de la esperanza jamás se extinguirá.