Jarlaxle: el astuto mercenario drow de Menzoberranzan
Jarlaxle Baenre es un drow (elfo oscuro) renegado, conocido por ser el líder de Bregan D’aerthe, una notoria banda mercenaria de la ciudad subterránea de Menzoberranzan. Dentro del universo de Reinos Olvidados, Jarlaxle destaca como un personaje tan peligroso como encantador: un mercenario que prefiere la astucia al acero, capaz de burlar tanto a nobles matronas drow como a reyes de la superficie. A diferencia de otros famosos elfos oscuros como Drizzt Do’Urden, que renunció a la maldad de su raza, Jarlaxle opera en la ambigua área gris de la moral, guiándose por su propio código y conveniencia.
Creado por el autor R.A. Salvatore, este elfo oscuro se ha ganado un lugar especial entre los personajes más memorables de Dungeons & Dragons. Con su vistoso sombrero de plumas, parche en el ojo y un arsenal de objetos mágicos ocultos, Jarlaxle rompe el molde de los villanos tradicionales. Es un oportunista nato, un maestro de la intriga que siempre parece tener un plan de escape bajo la manga. A continuación nos adentraremos en la historia de Jarlaxle, desde sus orígenes en las profundidades de la Infraoscuridad hasta sus audaces empresas en el mundo de la superficie, explorando también su compleja personalidad y sus singulares habilidades.
Orígenes en Menzoberranzan: la fundación de Bregan D’aerthe
Jarlaxle nació en la temida ciudad drow de Menzoberranzan, cuna de intrigas y violencia, como el tercer hijo de la poderosa Casa Baenre. En la sociedad matriarcal y cruel de los drow, un tercer hijo varón es visto como un inconveniente: la tradición dictaba que fuese sacrificado al nacer en honor a la diosa Lloth. Sin embargo, Jarlaxle logró escapar milagrosamente a ese destino. Su supervivencia temprano en la vida ya marcaba su inclinación por burlar las reglas establecidas.
Rechazando el destino servil que le ofrecía su familia, el joven drow abandonó la Casa Baenre y las intrigas de las matronas, decidido a forjar su propio camino. En las oscuras cavernas de la Infraoscuridad, Jarlaxle reunió a otros parias: mercenarios expulsados o huyendo de sus casas nobles, guerreros sin amo y renegados que no encajaban en la estricta jerarquía drow. Con ellos fundó Bregan D’aerthe, una banda mercenaria clandestina que se ofrecería al mejor postor entre las Casas nobles de Menzoberranzan. La propia Matrona Baenre, su madre, pronto aprendió a tolerar e incluso aprovechar la existencia de Bregan D’aerthe. Tener a su hijo renegado liderando una compañía de mercenarios le resultó útil para fortalecer la posición de la Casa Baenre: no era extraño que la casa gobernante empleara a Bregan D’aerthe en sus planes más críticos, manteniendo así su hegemonía. Por supuesto, Jarlaxle se aseguró de que esta relación nunca comprometiera su independencia.

Liderazgo astuto de Jarlaxle
Bajo el liderazgo astuto de Jarlaxle, Bregan D’aerthe creció hasta convertirse en una fuerza influyente en la Ciudad de las Arañas: quien contara con sus servicios podía inclinar la balanza de poder en la interminable lucha política de las Casas drow.
Durante estos primeros años, Jarlaxle demostró ser un líder poco convencional. En un mundo donde la traición es moneda corriente, él fomentó la lealtad de sus hombres ofreciendo recompensas, libertad y, sobre todo, éxito compartido. También tejió alianzas inesperadas: se dice que entabló amistad con Zaknafein Do’Urden, el maestro de armas de la Casa Do’Urden, algo casi impensable entre drow de distintas casas. Fruto de esa amistad, Zaknafein le confió una profecía personal: que su hijo Drizzt llegaría a ser más poderoso que ambos juntos, una idea que Jarlaxle no olvidó.
Intrigas drow y encuentros con Drizzt Do’Urden
La reputación de Jarlaxle y Bregan D’aerthe fue creciendo conforme éstos participaban en diversos conflictos internos de Menzoberranzan. Históricamente, las Casas nobles rivales acudían a Jarlaxle para desempatar luchas de poder. En cierta ocasión, su banda intervino en el ascenso de la Casa Do’Urden en la jerarquía, ayudando a esta familia a alcanzar el noveno puesto entre las Casas gobernantes. Años después, cuando la caída de los Do’Urden era inevitable tras la deserción de Drizzt, Jarlaxle supo ponerse a salvo y sacar provecho también de esa situación.
Tras la huida de Drizzt Do’Urden de la ciudad hacia la superficie, Lloth (la diosa araña) exigió a los drow castigar tal afrenta. La única hermana sobreviviente de Drizzt, Vierna Do’Urden, recibió el favor de Lloth para darle caza. Jarlaxle, siempre atento a las oportunidades, decidió involucrarse en esta expedición por conveniencia. Recurrió a un aliado poco habitual de la superficie: el asesino humano Artemis Entreri. Le ofreció la oportunidad de vengarse de Drizzt si colaboraba con el grupo drow en su cacería. Así, Jarlaxle unía fuerzas con un mortal de la superficie, demostrando que estaba dispuesto a romper barreras culturales en pos de sus objetivos.
La cacería de Drizzt no salió según lo planeado. A pesar de su preparación, la partida drow fracasó en capturar al renegado. Drizzt resultó ser más escurridizo y poderoso de lo esperado, con aliados inesperados. Durante el caótico desenlace, Jarlaxle optó por cambiar de bando según los vientos: permitió que Drizzt, Artemis Entreri (ahora herido) y la joven Catti-brie escaparan de Menzoberranzan. Este movimiento, aparentemente contraproductivo, en realidad mostraba la filosofía pragmática de Jarlaxle: sabía que la misión había perdido el favor de Lloth y prefirió conservar recursos y la vida de un valioso aliado (Entreri) antes que persistir en un fracaso seguro.
Aventuras en la superficie: alianzas y ambiciones
Tras los incidentes en la Infraoscuridad, Jarlaxle centró su mirada más allá de las cavernas drow. Tiempo después de regresar de la fracasada cacería, Jarlaxle volvió a contactar a Artemis Entreri en la ciudad humana de Calimport. Viendo el potencial del asesino en el mundo de la superficie, Jarlaxle orquestó una alianza: Entreri se convertiría en su mano derecha en el mundo exterior. Juntos, en cuestión de poco tiempo, manipularon la red criminal de Calimport hasta colocar a Entreri como figura líder de los gremios de ladrones, mientras Jarlaxle movía los hilos desde las sombras. El elfo oscuro, con su ingenio, tomó el control del bajo mundo de la ciudad sin siquiera revelar abiertamente su presencia, usando a Entreri como rostro visible.
Sin embargo, la ambición de Jarlaxle iba más allá: no se conformaba con riquezas y poder mundano, también ansiaba desafíos emocionantes. Cuando notó que Entreri comenzaba a aburrirse bajo la rutina del poder criminal, Jarlaxle tramó un enfrentamiento para estimularlo. Utilizando un artefacto mágico legendario llamado Crenshinibon (la Piedra de Cristal), creó una situación para enfrentar a Artemis Entreri contra Drizzt Do’Urden en un duelo justo y sin ventajas externas. Para ello, construyó mediante la magia de la piedra una fortaleza cristalina que negaba los objetos mágicos de ambos combatientes, forzándolos a medirse solo con habilidad pura. Además, valiéndose de ilusiones psíquicas para inflamar la rivalidad: hizo creer a Entreri que había matado a Drizzt, y más tarde reveló la verdad a Drizzt, manipulando a ambos.

El desenlace del juego
El desenlace de este juego peligroso casi terminó en tragedia. Crenshinibon, la poderosa reliquia, empezó a corruptar el juicio de Jarlaxle con ansias desmedidas de poder. Al notar que la influencia del artefacto estaba a punto de causar su perdición (y la de Entreri), Jarlaxle decidió deshacerse de él. Buscó al único clérigo capaz de destruir la Piedra de Cristal: Cadderly Bonaduce, el sabio sacerdote de Deneir. Con su ayuda, lograron eliminar el artefacto maldito y liberarse de su influjo. Esta aventura marcó un punto de inflexión: por primera vez en mucho tiempo, Jarlaxle se había visto superado por las consecuencias de uno de sus «juegos».
Lejos de desanimarse, el mercenario drow tomó aquello como una lección. Tras los sucesos de Crenshinibon, Jarlaxle y Entreri emprendieron juntos nuevas aventuras por los Reinos. Se dice que vagaron bajo identidades encubiertas, llegando incluso a ayudar a gente necesitada en pueblos remotos (algo insólito para un drow, pero que Jarlaxle consideraba otro desafío divertido). Con el tiempo, sus caminos eventualmente se separaron; Entreri siguió su propio rumbo, y Jarlaxle regresó en parte a la Infraoscuridad, aunque nunca dejando de involucrarse en los asuntos de la superficie cuando algo llamaba su atención. Su nombre comenzó a ser conocido en lugares tan lejanos como Luskan o incluso Waterdeep, siempre rodeado de misterio sobre sus verdaderos propósitos.
Personalidad de Jarlaxle
Jarlaxle es, por encima de todo, un oportunista carismático. Sabe adaptarse a cualquier situación con una sonrisa confiada y una mente calculadora. A diferencia de la mayoría de los drow, que actúan movidos por el odio, el fanatismo religioso o la sed de poder, Jarlaxle actúa principalmente por conveniencia y curiosidad. Si hay algo que realmente le apasiona es el juego de la intriga: le encanta tramar planes complejos, negociar tratos beneficiosos y engañar a aquellos que se creen más listos que él. Mantiene una calma casi imperturbable incluso bajo amenaza, ostentando siempre un aire de control absoluto.
Uno de los rasgos más llamativos de su personalidad es su independencia. Jarlaxle ha encontrado la manera para que un varón sobreviva y prospere en la sociedad matriarcal drow y ha sido lo bastante audaz para dirigir su vida en esa dirección. Lejos de amargarse por la discriminación que sufren los hombres en Menzoberranzan, supo convertir esa desventaja en su fuerza: como un forastero dentro de su propia ciudad, aprovechó el lugar singular que ocupa para acumular información que otros no podían obtener. De hecho, las mismas sacerdotisas de Lloth acuden a él por ayuda cuando el juego político lo requiere, algo impensable para cualquier otro varón drow.
Manipular antes que matar
Extremadamente pragmático, Jarlaxle prefiere manipular antes que matar. Él mismo admite que prefiere no eliminar a una persona si en su lugar puede manipularla para que sirva a sus intereses. Esta inusual misericordia (por así llamarla) no proviene de bondad, sino de cálculo: cada vida que perdona podría ser una deuda a cobrar más adelante. Además, Jarlaxle es tremendamente carismático. Sus palabras suaves pueden abrir puertas que la fuerza nunca podría; ha convencido a rivales acérrimos de que colaboren con él, capaz de convertir a enemigos potenciales en aliados temporales con su labia y encanto personal.
Por supuesto, también tiene un lado teatral y ostentoso. Disfruta luciendo ropas coloridas con plumas extravagantes, y siempre parece rebosar confianza. Este estilo fanfarrón es parte de su máscara: proyecta la imagen de un dandy excéntrico para que los demás le subestimen o no perciban cuán peligroso es en realidad. Curiosamente, Jarlaxle lleva la cabeza completamente afeitada, una rareza entre los drow masculinos. En una sociedad donde el cabello se usa como símbolo de rango y afiliación a una Casa, su cabeza rapada proclama que está al margen de esa jerarquía. Bajo esa fachada alegre, su mente está siempre calculando la siguiente jugada. Sus leales en Bregan D’aerthe lo respetan profundamente, sabiendo que tras cada sonrisa hay un plan maestro.
Habilidades y objetos mágicos de Jarlaxle
Aunque Jarlaxle no es un hechicero, su habilidad en combate y sus recursos lo hacen temible. Como guerrero drow entrenado, es ágil, silencioso y mortal con las armas cuerpo a cuerpo. Prefiere las estratagemas poco convencionales: por ejemplo, en vez de blandir espadas tradicionales, usa dagas que puede alargar mágicamente hasta convertirlas en espadas largas, tomando por sorpresa a sus adversarios. Su puntería lanzando cuchillos es legendaria; de hecho, lleva puesto un brazalete encantado capaz de proporcionarle dagas ilimitadas, de las cuales solo dos de cada tres son reales y el resto simples ilusiones. Esta combinación de realidad y engaño en sus ataques confunde a sus enemigos sobre qué esquivar.

No obstante, el mayor «poder» de Jarlaxle reside en su colección de objetos mágicos. A lo largo de sus aventuras, ha acumulado artefactos para casi cualquier situación imaginable. Algunos de los más notables son:
- Sombrero con pluma de diatryma: Su característico sombrero de ala ancha lleva una pluma exótica. En caso de peligro, Jarlaxle puede arrancarla y esta se transforma en un ave gigantesca (una diatryma) que le defiende o sirve de montura.
- Parche de ojo mágico: Suele llevar un parche en el ojo, alternándolo de lado. Este parche protege su mente contra intrusiones mágicas o psíquicas, y además le permite ver a través de objetos sólidos cuando lo cambia de ojo. Con él, Jarlaxle puede resistir los hechizos de revelación de la verdad que usan las sacerdotisas drow para saber si alguien decía la verdad, manejándolas a su placer.
- Capa y botas silenciosas: Viste una capa que refleja la luz de manera cambiante (un piwafwi drow) dificultando que los proyectiles den en el blanco. Sus botas, altas y duras, pueden resonar ruidosamente o volverse totalmente silenciosas con solo un pensamiento, permitiéndole anunciar su presencia con estrépito o deslizarse sin ser oído según convenga.
- Bolsillos extradimensionales: Muchos de sus accesorios esconden espacios mágicos. Un botón de su chaleco actúa como una pequeña bolsa de contención, y un pedazo de tela en el forro de su sombrero puede adherirse a una superficie para crear un agujero portátil en ella. Gracias a estos compartimentos ocultos, Jarlaxle puede guardar armas, pociones y tesoros sin levantar sospechas.
- Amuletos defensivos: Porta talismanes contra diversos peligros; uno de sus amuletos puede absorber proyectiles mágicos dirigidos hacia él, y un fino cordón en su cinturón se alarga hasta donde él quiera a modo de soga para escalar. Incluso un pendiente enjoyado que luce se transforma en un pequeño gancho para asidero. (Y se rumorea que este drow guarda aún más baratijas cuyos poderes solo él conoce).
Recursos
Con estos recursos, sumados a su ingenio, Jarlaxle está siempre preparado para lo inesperado. Su lema pareciera ser «estar preparado para cualquier cosa», y lo demuestra anticipando trampas y amenazas dondequiera que va. Muchos enemigos han subestimado al drow por no lanzar conjuros ni ostentar fuerza bruta, solo para descubrir demasiado tarde que un simple chasquido de sus dedos o un gesto a su sombrero puede darle la ventaja en un instante.
Legado de Jarlaxle en los Reinos Olvidados
Como personaje de los Reinos Olvidados, Jarlaxle ha dejado una huella indeleble en las historias de la Infraoscuridad y más allá. Representa una subversión del estereotipo del elfo oscuro maligno: no es un héroe altruista como Drizzt, pero tampoco un villano despiadado convencional. En cambio, Jarlaxle se mueve en un punto intermedio, guiado por sus propios intereses y una visión pragmática de la supervivencia. Esta ambigüedad moral lo ha convertido en un personaje fascinante para los fans de Dungeons & Dragons, destacando en novelas y aventuras por su ingenio y estilo.
En la tradición drow, Jarlaxle es casi una leyenda urbana: un varón que no solo sobrevivió fuera del sistema matriarcal, sino que prosperó hasta influir en la política de su ciudad y negociar de igual a igual con las más poderosas matronas. Su nombre es mencionado con una mezcla de respeto y recelo en los pasadizos de Menzoberranzan. Fuera de la Infraoscuridad, aquellos que se han cruzado con él difícilmente olvidan al drow de sombrero plumado y modales refinados que, con unas pocas palabras, puede convertir enemigos en aliados temporales.
Legado
El legado de Jarlaxle también es una lección sobre desafiar el destino impuesto. Donde otros habrían perecido o se habrían conformado con un papel menor, él creó su propio camino. Su historia inspira a explorar la posibilidad de redención o al menos de elección individual incluso entre los pueblos más tenebrosos. Y aunque sus intenciones últimas a menudo siguen siendo un misterio, algo es seguro: siempre que aparezca Jarlaxle en escena, la aventura tomará giros impredecibles. Con una risa socarrona y un destello en su único ojo visible, este mercenario drow demuestra que la inteligencia, la audacia y el encanto pueden ser armas tan poderosas como la espada más afilada.
Al igual que otros personajes icónicos de Faerún como Elminster, Jarlaxle se ha ganado un lugar permanente en la memoria de los seguidores de los Reinos Olvidados. Su próxima aparición siempre es esperada con ansias, pues nadie sabe si acudirá como aliado inesperado, como antagonista ingenioso o simplemente como un agente del caos que sigue sus propios designios. En cualquier caso, su presencia garantiza que nada será aburrido cuando las sombras se agiten en el mundo subterráneo o en la superficie. Jarlaxle Baenre, con su capa ondeante y su eterna sonrisa ladina, sigue escribiendo su leyenda una estratagema a la vez.